Categorías
Esto es lo que hay Portada

La derecha usa ideas delirantes al más puro estilo de Trump

El PP se supera a cada titular, da igual si es a propósito de la pandemia o del Gobierno, hasta el punto de competir en ideas delirantes con quienes intentan atajar por su derecha. La última ocurrencia de su líder, Pablo Casado, ha sido acusar al Ejecutivo central de tener un plan de «ingeniería social» para regular «la propia vida» de la ciudadanía al pedir que se consuma menos carne o se compre menos ropa.

«No sólo no podemos decidir libremente a qué partido votar en base a un programa que se incumple (…) es que además nos tienen que decir qué tenemos que hacer en nuestra casa», dijo, y enmarcó la campaña para comer menos carne en una «izquierda caviar». Estas frases cobran valor por lo aberrante del concepto que encierran y por quién las dice, ya que no se considera un ultra. Resulta que recopilar toda una serie de evidencias médicas y científicas sobre las consecuencias que tienen ciertos hábitos en la salud de las personas así como en el desgaste que acusa el medio ambiente es urdir un misterioso plan para lavar el cerebro de la gente y parasitar los sectores productivos del país. De aquí a la paranoia del 5G no hay mucho trecho.

Semejante pataleta neoliberal recuerda al mejor Aznar y su célebre frase ante la campaña de Tráfico señalando el peligro de beber alcohol y salir a la carretera. ‘No podemos conducir por ti’, rezaba el eslogan. “¿Y quién te ha dicho a ti que quiero que conduzcas por mí?”, se jactó el expresidente en una loa al salvaje Oeste.

Las mentes capciosas del Gobierno se han venido arriba en su afán por gobernar nuestras mentes. Se han atrevido a aconsejarnos que no comamos tanta carne roja y llevemos una dieta algo más equilibrada en fibra. Y yo añadiría lo siguiente: que el alcohol no es saludable, ni mucho ni poco ni la mitad; igual que el tabaco. Que conviene hacer ejercicio y no pasar el día sentados delante del televisor, la tablet o el móvil. Cosas que molestan por obvias y que repiten los médicos de primaria en cada consulta para aplicar algo llamado prevención y que funciona mejor que cualquier tratamiento a base de pastillas. Sin embargo, hay quienes con esto se molestan hasta el histrionismo.

La tormenta perfecta, en cualquier caso, es que quien enarbole una de estas líneas de advertencia sea un ministro rojo. Uno, o una, de Unidas Podemos. Porque eso es exactamente lo que pasó cuando el otro día se difundieron las declaraciones de Alberto Garzón, titular de Consumo. Resulta imposible hacer juicios sobre hechos que no han sucedido, pero no parece muy raro pensar que si las mismas palabras señalando la idoneidad de reducir el consumo de carne las hubiera pronunciado un científico, el seleccionador nacional de fútbol, un youtuber, un cantante o un político del PSOE la cosa hubiera sido bien distinta y, casi seguro que, por evidente, apenas hubiera pasado de un faldón de periódico. Pero no; las imprudencias, estar en el Gobierno siendo -en este caso- del PCE, se pagan. Cada vez más, como decía el anuncio.

Decrecimiento necesario

Otra de las quejas de Casado versaba a cuenta de la ropa. Comprar menos ropa, decía, nos van a ordenar comprar menos ropa. Como si eso fuese posible. No es baladí adónde apunta: es cierto que el consumismo en el que nos hallamos inmersos está llevando al planeta a un callejón sin salida y aquí, de nuevo, la derecha y la extrema derecha se esmeran en negar la evidencia y cuestionar el cambio climático -cuando menos, su origen humano- así como la conveniencia de frenar en seco.

Subir el termostato del aire acondicionado, quitarlo incluso si no es necesario, debería ser más importante para las empresas que tener a sus plantillas de ejecutivos con corbata y americana en pleno julio. Concienciar a la gente para que reduzca el consumo de productos electrónicos, de desechables, de plásticos, evitar el comercio de bienes y prendas de ropa traídos desde el otro confín del planeta… lo mismo.

Y otra que cortocircuita la testosterona de algunos: conducir a menor velocidad resulta que, además de reducir el riesgo de accidentes, contamina menos.

Mientras no se pongan límites al consumo desenfrenado se cronifica la explotación de los países pobres y se sigue poniendo en jaque la viabilidad a medio plazo de un planeta que empieza a dar signos de agotamiento palpables, pero la posverdad trumpista consigue negar la evidencia y que nos olvidemos en cuanto caiga la siguiente nevada.

Quién necesita preocuparse por todo esto teniendo sal gorda y unas brasas para hacer carne sangrando o al punto. Que el fin del mundo no les pille sin una chuleta a mano.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s